¿Que tipos de mantenimiento existen?

 Conducir un coche es caro desde el momento en el que te planteas obtener el permiso de conducir. El carnet es costoso, y especialmente, la compra del coche, pero no cabe duda de que mantener correctamente la maquinaria de dicho automóvil requiere también un gran desembolso que, a la larga, acabará ahorrándonos dinero y, sobre todo, muchos disgustos.

Según estudios de la Dirección General de Tráfico (DGT), la mayoría de los accidentes provocados por el vehículo (el principal factor de los accidentes es, por desgracia, el factor humano) podrían haberse evitado si se hubiera llevado a cabo un correcto mantenimiento del coche. Además, en este sentido también puede resultar interesante conocer qué elementos cuidar en la mecánica del coche para alargar su vida útil.

Así pues, los principales accidentes (y, por tanto, lo que más debe revisarse) son los provocados por un reventón de la rueda (que podría haberse evitado simplemente con haber mirado la presión del neumático y la profundidad del dibujo). También son frecuentes los fallos en el sistema de frenado del vehículo.

De esta forma podremos distinguir entre tres tipos principales de mantenimiento: el mantenimiento correctivo, el mantenimiento preventivo y el mantenimiento predictivo.

Mantenimiento correctivo:

Durante las tareas de mantenimiento correctivo tienen cabida las reparaciones o sustituciones de aquellos componentes del vehículo que han dejado de funcionar o ya no lo hacen adecuadamente.

Mantenimiento preventivo:

El mantenimiento preventivo se refiere al seguimiento de las instrucciones del fabricante en las que se indica los espacios de tiempo o kilometraje en los que se deben sustituir ciertas partes del vehículo o cada cuánto deben ser revisadas.

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Mantenimiento predictivo:

Por último, el mantenimiento predictivo es aquel que convierte al propietario en observador, es decir, saber reconocer por los propios medios y sentidos si ha de realizarse alguna reparación antes de que el componente llegue a fallar.

La mayor parte del mantenimiento puede ser realizada por el mismo propietario si éste dispone de los medios y herramientas adecuadas. Será capaz de realizar comprobaciones tales como la revisión de la presión de los neumáticos (que debe realizarse mensualmente), observar el nivel del líquido de frenos, o verificar si el sistema de alumbrado del vehículo funciona correctamente, siendo este último muy importante ya que sirve tanto para ver a los demás conductores como para ser visto por ellos.

Sin embargo, hay apartados del mantenimiento que requieren el uso de mano de obra especializada, por lo que puede ser necesario acudir a un taller especializado en dicho componente, y no se debe escatimar a la hora de escogerlo ni optar por materiales de inferior calidad para abaratar el precio de la reparación. Hay que recordar que un buen mantenimiento puede salvar no sólo la vida del coche, sino también la de su propio conductor, así como la de otros conductores que circulen por la carretera, y eso no tiene precio.

Destacar aquí que, utilizar ciertas piezas procedentes de desguace para llevar a cabo las reparaciones del vehículo puede ser tan beneficioso como perjudicial, por ello es necesario contar con la garantía de compra además de exigir que la pieza esté previamente revisada y comprobada por un profesional. Las piezas relacionadas con los sistemas de seguridad tanto activa como pasiva del vehículo, se aconseja que sean siempre nuevas.


Sin embargo, está surgiendo una peligrosa tendencia en la sociedad española, pues son muchos los conductores consideran secundario el mantenimiento y no se dan cuenta de su vital importancia (véase en este punto nuestro anterior post: Coste del mantenimiento de los 10 coches más vendidos en España). No obstante, el mantenimiento del vehículo está a la altura, sin lugar a dudas, de otras precauciones que hay que adoptar cuando nos ponemos al volante, como no consumir alcohol ni drogas o prescindir de la conducción cuando nos sentimos fatigados, pues un coche bien engrasado y puesto a punto podrá responder de manera muy insatisfactoria sí, desgraciadamente, el conductor del mismo no está en plenas facultades y por ello provoca un accidente o siniestro.


Es obvio que para que no se produzcan accidentes, los tres principales factores (el factor vía, el factor vehículo y el factor humano) deben ser correctos y no presentar ningún error. No obstante, hay que tener en cuenta que, de esos factores, tan solo dos están en nuestras manos: el humano y el del vehículo.


Con las campañas de concienciación que hay actualmente, el factor humano se presupone en óptimas condiciones, por lo que desde el Gobierno se debería de hacer hincapié en la necesidad de un buen mantenimiento del vehículo, que acaba resultando rentable tanto para el bolsillo como para la salud y la seguridad vial.


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